Ahora me llaman el Rey del Logo, pero no siempre fue así...
Siempre he sentido una gran pasión por el diseño gráfico, aunque no tengo 8 másters ni una larga lista de certificaciones. Tampoco soy licenciado en artes plásticas.
Lo que sí tengo es experiencia. He trabajado duro por mi cuenta, y a lo largo de los años he diseñado cientos de logos. Esos logos han dejado a cientos de clientes satisfechos.
¿Cómo he llegado hasta aquí?
Dicen que la vida te lleva por caminos inesperados, y en 2008, tomé una decisión que cambiaría la mía. Con una maleta en la mano y el corazón lleno de incertidumbre, la arrojé por la ventana de la casa de mi madre y partí a Paraguay con un billete solo de ida.
Le dije a mi madre que solo me iba al pueblo por unos días, sin poder sostenerle la mirada, porque en el fondo, ni yo sabía cuándo volvería.
Paraguay, sin dinero, no resultó ser tan “guay”. Llegué a tocar fondo, viviendo en la calle, donde cada día era una lucha por mantener la esperanza. Salí de esa situación, pero no fue una hazaña épica; fue más bien una lección de humildad. Después de seis meses, una familia a la que siempre estaré eternamente agradecido me ofreció un hogar y una nueva oportunidad para reconstruir mi vida.
No te diré que vivir en la calle me convirtió en un mejor diseñador gráfico, pero sí me transformó en una persona más agradecida, más consciente del valor de la claridad y la honestidad.
Mi primer logo después de esa experiencia lo diseñé con un viejo notebook de 2 GB de RAM, que ya para entonces era una reliquia. Cada logo tomaba seis horas en procesarse, pero para mí, ver cómo los píxeles se alineaban, uno por uno, era como ver magia en movimiento. Me sentía como si estuviera tumbado en una hamaca en un resort paradisíaco, disfrutando de una piña colada, porque después de todo lo vivido, cada pequeño avance era una victoria.
Te lo digo de corazón:
Si tienes una marca o estás en proceso de crearla y necesitas un logo que realmente capture su esencia, soy la persona que buscas.
Hago logos y los hago muy bien.
No te voy a abrumar con presentaciones interminables de 113 diapositivas explicando cada línea, ni con historias interminables sobre las emociones ocultas detrás de cada color.
No hará falta nada de eso.
Cuando termine, mirarás el logo y lo comprenderás al instante.
Pep Zamora,
el Rey del Logo
